
El nuevo Pont de Fusta se abrió al tráfico el 19 de febrero de 2012. Cuando se mandó construir denunciamos que en su diseño no se tuvieron en cuenta las necesidades ciclistas. Entonces, la alcaldesa aseguró que los ciclistas podrían circular por la pasarela peatonal. Nos opusimos a ésto desde el principio pidiendo que en el proyecto se contemplara la movilidad ciclista y nos opusimos, cuando el mal ya estaba hecho, reclamando la pacificación del tráfico en el puente para circular por él. Ahora, el ayuntamiento recupera el sentido común, libera el espacio del peatón que ellos mismos secuestraron y se lleva la bicicleta a la calzada. ¡Preferimos las cosas bien hechas desde el principio!
Hace unos días, por fin, recibimos con incredulidad una noticia de una actuación adecuada y correcta para la movilidad ciclista en Valencia. Novedad en el Pont de Fusta: limitar a 30 km/h el carril derecho (de tres) y el marcado con “sharrow” (share + arrow) que indica carril compartido entre coches y ciclistas, lo que de alguna manera otorga preferencia al ciclista. Nos alegramos y reconocemos el buen trabajo de los técnicos del ayuntamiento. Animamos a los ciclistas a cruzar el Pont de Fusta por la calzada porque es seguro, tiene una vistas bonitas y respetaremos la preferencia del peatón, que siempre debe tener prioridad.
El ayuntamiento, que ahora quiere expulsar a los ciclistas de las aceras, es el primer culpable de que los ciclistas vayan por las aceras. Construye acera-bici para que no "molestemos" al coche, no persigue el exceso de velocidad, no aumenta las zonas 30, pone aparcabicis y estaciones del valenbisi sobre la acera... Con este tipo de actuaciones, ¿cómo se proponen que el ciclista circule por la calzada? El ayuntamiento cuenta con técnicos muy capaces para diseñar en beneficio del peatón y del ciclista, pero no se atreven a ponerle límite a los privilegios del coche. O no les dejan.












Circular hoy en bici por Valencia no es más arriesgado que hacerlo en
otros medios de transporte. La circulación en calzada, lejos de lo que
la gente cree, no entraña más riesgos que los que pueda correr un
motorista al que a la exposición que sufre, por ser su cuerpo la
carrocería, se le suma la velocidad que puede alcanzar. De hecho, y a
diferencia de lo que suele ocurrir en carretera, donde muchas veces el
ciclista pasa desapercibido (de ahí la razón del por que se quiere
circular en paralelo o en grupo) son raros los accidentes por alcance
por detrás. En ciudad, el conductor está mucho más atento a lo que
ocurre delante suyo, pues son múltiples los obstáculos que puede
encontrar. Los accidentes suelen venir entre otras cosas de puertas de
coches estacionados que se abren, incorporación a la vía por donde
circula el ciclista de vehículos, intersecciones, adelantamientos sin
guardar distancias y cierre de la trayectoria del ciclista por parte de
vehículos que quieren abandonar la vía por donde circula el ciclista.
Así pues, al ciclista urbano, para circular seguro sólo le basta con
colocarse en el centro del carril y hacerse visible, tomar posesión de
su espacio. De esta manera, obliga a ser adelantado por el carril
contiguo y no por el mismo carril por donde circula, evita los
accidentes por abertura de puertas y marca mejor su espacio, evitando
que se le cierre el paso en los giros que hacen otros conductores para
tomar otra calle. Incluso, sería interesante que se autorizara (cosa que
no ha querido hacer el ayuntamiento en su ordenanza) a ir en paralelo
de a dos dentro de un carril de circulación, para así reforzar todo lo
dicho.








